Carving the Divine: la vocación budista japonesa del tallado de madera

Raymond Lam, traducido por Marlene Taja

Durante más de un milenio, desde los gloriosos días del budismo de Kioto y Nara, a pesar de su descenso de popularidad, una llamada espiritual única ha perdurado en Japón: la disciplina del busshi, talladores de estatuas que representan budas y bodhisattvas. A través de su película Carving the Divine (Tallando lo divino), Yujiro Seki, cineasta japonés afincado en Los Angeles, proporciona una ventana a las vidas de los busshi del Japón contemporáneo, la mayoría de ellos jóvenes entregados completamente a este arte.  Este documental, tal vez el primero que se centra exhaustivamente en los escultores budistas japoneses, retrata a un pequeño grupo de aprendices que siguen las enseñanzas del gran maestro Kourin Saito.

«Es un gran honor presentar al mundo está película, que representa quizá la más importante, o una de las más importantes, artes espirituales de Japón, y a los artistas que tallan en madera estas divinidades», dice Yujiro, licenciado en Cinematografía de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos. «De hecho, este proyecto se ha convertido, en cierto modo, en “divino” para mí; ha dado un gran sentido a mi vida. He entregado mi corazón y mi alma a este proyecto, pero sin buscar la gloria personal. En esta película veo algo más grande que mi persona. Sé que mi cuerpo físico decaerá algún día y se desvanecerá, pero como artista aspiro a dejar un legado con mi trabajo, que no sea temporal, sino eterno. Y Carving the Divine me ha brindado esa oportunidad.»

Tallar madera no es una actividad trivial. Los clientes (que pueden ser rectores de los templos, maestros budistas, directores de organizaciones budistas caritativas o incluso donantes laicos) esperan la mayor calidad de las artesanías, y puede suponer un gran desprestigio para un busshi producir un producto de baja calidad. Para el cliente, la estatua no es una simple obra maestra estética, sino un canal o repositorio de los bodhisattvas.

Yujiro Seki. Imagen cortesía de Yujiro Seki

Los aprendices trabajan en una atmósfera parecida a una fraternidad militar. Uno de los artistas explica lo siguiente: «Como profesión, ser un busshi trae consigo más pena que dicha». Existe poca tolerancia o compasión para los aprendices que no se acostumbran al funcionamiento de un centro busshi. «No te enseñaremos con paciencia. Te reprenderemos si haces algo mal», advierte. Y no faltan las reprimendas, la relación entre el maestro y el estudiante no se establece en términos de igualdad. Aparte del trabajo torpe, también se consideran infracciones menores olvidar el kit de herramientas completo, dejar una habitación desordenada o no atender las órdenes de manera respetuosa e inmediata, todo esto puede conllevar fuertes reprimendas. El japonés puede no tener el mismo rango de insultos que el inglés o el español; sin embargo, para los oídos japoneses, la manera en que regañan a los estudiantes que se equivocan puede ser considerada como una muestra de insultos profanos.

Yujiro coincide en que su trabajo debe ser tomado con seriedad. Comenta: «Antes que nada, la vida de un aprendiz es difícil. El maestro exige obediencia y absoluta dedicación. No es una escuela con un currículo. El aprendiz debe “robar” mediante la observación, de forma rápida y sigilosa, las técnicas del maestro y de los estudiantes avanzados. Esta es una vida de trabajo monótono que nunca termina. Los aprendices deben despertarse muy temprano cada mañana, preparar el desayuno, lavar, trabajar para los maestros por la mañana, preparar y tomar el almuerzo y trabajar nuevamente por la tarde para los maestros. Por la noche deben continuar trabajando en sus propios proyectos. Esta es la rutina que repiten diariamente durante muchos años».

Estudiantes en el trabajo en el gremio. Imagen de carvingthedivine.com

El sonido del martilleo en la escuela busshi podría parecerse al de un gremio de la era del Renacimiento, Yujiro explica: «Es un mundo de supervivencia del más apto. Si quieres aprender a realizar tareas más importantes, debes lograr superar a tus colegas. Cuanto mejor sea tu habilidad, más trabajos importantes te asignarán. Si no mejoras, seguirás realizando las mismas tareas domésticas, o incluso tareas menos importantes, si tus colegas te superan en habilidad. Es un mundo difícil. Solo aquellos con dedicación, entrega y velocidad pueden avanzar». Además, no existe nada dentro de la «industria» busshi para ayudar a los estudiantes a encontrar empleos o encargos. Tradicionalmente, estas técnicas solo se transmiten de mentor a aprendiz. Hasta donde Yujiro ha podido ver, las diferentes escuelas no se mezclan mucho y no comparten abiertamente su conocimiento de las técnicas.

La relación más importante que un busshi debe mantener, como sucede en las artes marciales, es con su maestro. Yujiro ha notado que un maestro siempre otorgará una parte de sus encargos a sus antiguos aprendices, lo cual puede ayudarlos bastante durante sus primeros años como artistas independientes. En realidad, el aprendizaje de entre tres y cinco años no basta para que la mayoría de los aprendices se vuelvan independientes: «Yo diría que puede llevar al menos diez años obtener el nivel y una formación sólida como busshi. El apoyo de su maestro, así como de otros miembros de su escuela es crucial».

Tallando un Kannon bosatsu. De carvingthedivine.com

Realizar un documental es siempre un reto. Para Yujiro rodar y montar supuso esfuerzo, tiempo, dinero y suerte: «Reunir todo en conjunto casi sin ayuda fue todo un reto, especialmente rodar y organizar el contenido increíblemente vasto y variado. Fue importante para mí evitar tergiversar o generalizar en exceso la profundidad y las sutilezas de la comunidad busshi. Existen muchos documentales que simplifican demasiado temas complicados. Y no quería caer en eso».        

Otro reto para Yujiro fue encontrar una historia que compartir basada en el estilo de vida bastante mundano de los busshi. A pesar de su alto valor, el acto del tallado de madera es en realidad un trabajo tedioso y repetitivo. «No quería que la película se convirtiera en un tutorial de “cómo esculpir”. Contar una historia multidimensional de las esculturas budistas japonesas fue bastante complicado, pero después de un año de montaje intensivo y del trabajo de nuestro equipo de postproducción nos sentimos satisfechos con lo que hemos conseguido.»

Yujiro señala que los comentarios que ha recibido sobre la película, que aún no se ha estrenado oficialmente, han sido positivos. “Un pintor me dijo que él se había sentido identificado con los aprendices y había recordado cómo fue el aprendizaje de su oficio en la escuela de arte. Por otro lado, un monje coincidió con un mensaje en la película: un mayor reconocimiento internacional del budismo japonés traerá consigo un reconocimiento renovado en el propio país. Además, un padre elogió la disciplina y ética laboral de los talladores de madera, y espera que sus hijos demuestren las mismas cualidades. Y un empresario retirado y escultor de piedra aficionado me dijo que él estaba maravillado con el proceso del arte y que realmente soñó con tallar madera esa misma noche. Como cineasta, estoy realmente conmovido al escuchar estás distintas opiniones».

Kourin Saito examina y evalúa la artesanía de uno de los alumnos de sus alumnos. De carvingthedivine.com

Actualmente Yujiro invierte la mayor parte de su tiempo en lidiar con la bestia de las redes sociales, algo que nunca había hecho con tanta dedicación hasta terminar Carving the Divine. También se enfrenta a la situación poco envidiable de tener que promocionar la película al público y al mismo tiempo enviarla a festivales de cine, que requieren que las entradas no se distribuyan previamente. Al igual que la devoción de los busshi por su arte, esta película es ahora lo más importante para Yujiro: «Realmente estoy viviendo el momento y no puedo pensar en otros proyectos ahora. Me llevó mucho tiempo encontrar un objetivo en mi vida. Estaba perdido, confundido y sin esperanza. Ahora, estoy centrado en una idea, no solo la promoción de Carving the Divine sino de toda la cultura busshi butsuzo».

«Moriré algún día. Eso es inevitable. Pero cuando eso suceda, mi mayor alegría será saber que mi trabajo me sobrevive, y podrá ser apreciado por las siguientes generaciones. Esto es actualmente mi mayor anhelo. Si muero ahora, mi arte también morirá. No puedo dejar que eso suceda. Solo pienso en Carving the Divine, nada más».

*Este artículo fue publicado en la edición especial: «El budismo y el cine» de Buddhistdoor en Español (04/01/2021).

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Otros tiempos, otros espacios: una segunda mirada a tres documentales sobre tulkus nacidos en Occidente. *Segunda parte.

KATHERINE V. MASÍS-IVERSON 

*Puede leer aquí la primera parte del artículo

My Reincarnation [Mi Reencarnación] (2011)

La cineasta y directora Jennifer Fox basó este documental en materiales filmados desde 1989 hasta el 2010, el cual narra la historia de otro tulku nacido en Occidente quien a su vez es hijo de un tulku nacido en el Tíbet. Yeshi Silvano Namkhai es hijo de Chögyal Namkhai Norbu (1938-2018) quien falleció siete años después de la filmación. Namkhai Norbu fue profesor de cultura tibetana en la Universidad de Nápoles la Oriental (Università degli Studi di Napoli «L’Orientale») y, más adelante, maestro de Dzogchen. Exiliado del Tíbet y residente en Italia desde 1960, conoció a su esposa Rosa con quien formó una familia con su hijo Yeshi (nacido en 1970) y su hija Yuchen (nacida en 1971).

My Reincarnation: https://www.imdb.com/title/tt1740799/

Namkhai Norbu cuenta que cuando su hijo Yeshi estaba en el vientre de su madre, tuvo sueños de su tío Khyentse Rinpoche, quien había sido uno de sus maestros en el Tíbet. En un sueño, fue a visitar a Khyentse junto con Rosa y emergió una luz roja que se disolvió en ella. Después de tener este sueño, recibió una carta de un lama radicado en la India en la cual decía que Yeshi era la reencarnación de Khyentse.

El documental comienza con escenas subacuáticas; se oye la voz de Yeshi, quien narra que había tenido sueños y visiones sobre el Tíbet en su niñez. Reconoce que dichos sueños y visiones le producían temor y que no quería ir al Tíbet. Recuerda que, al preguntarle a su padre sobre estos sueños y visiones, éste «solo escuchaba» y no le respondía. Más adelante en el film, con toda naturalidad y sin darle mucha importancia, Yeshi afirma contar con las llamadas «pruebas», por ejemplo, el haber reconocido lugares específicos en el Tíbet entre fotografías.

En diferentes puntos del documental, Namkhai Norbu afirma que no ha querido que su hijo sufra las situaciones que padeció Khyentse en su vida anterior y que ha tratado de no interferir en las decisiones de Yeshi al respecto de su camino en la vida. Quizás ello explique por qué, según Yeshi, no le contesta sus preguntas sobre sus sueños, visiones y temores.

No obstante, a sus diecinueve años, Yeshi informa que su padre siempre le ha dicho que «es una persona importante» y que «en el Tíbet lo están esperando». Comenta que su padre viaja por el mundo enseñando el Dzogchen la mayor parte del año y que no ha formado un vínculo estrecho con él. Percibe, además, que los seguidores de su padre lo idealizan: «Mucha gente busca mitos, busca leyendas, busca santos.» Rechaza lo que considera son las expectativas de su padre y una posible situación de «estar en la sombra de algo o de alguien.»

Trece años después, en el 2002, el documental muestra a Yeshi como profesional en informática. Se ha casado, ha formado una familia y vive «de manera muy común y muy italiana». Una y otra vez, se resiste a lo que él percibe son las expectativas de los demás en caso de que aceptara ser maestro. En centros de práctica Dzogchen, observa a su padre oficiando ceremonias, facilitando prácticas y atendiendo preguntas de estudiantes que hacen largas filas para ser atendidos, algunos de ellos buscando consejo sobre situaciones personales muy difíciles. Yeshi nota la manera en que la gente «cree que la solución a sus problemas es mi padre» y que «olvidan que mi padre es humano».

Más adelante, Yeshi relata que, durante sus largas trayectorias en automóvil como parte de su trabajo, empezó a escuchar y seguir los cantos Dzogchen, los cuales se convirtieron en una forma de práctica espiritual para él. Yeshi deja su trabajo y, poco a poco, con el fin de ayudar a su padre, asume tareas de dirección administrativa en diferentes centros Dzogchen alrededor del mundo. No solo regresan sus visiones de la niñez, sino que tiene nuevas, en las que empieza a recordar acontecimientos dolorosos sobre su muerte en su vida anterior en el Tíbet. Finalmente, decide cumplir el deseo de su padre: viajar al Tíbet «para terminar lo que aún faltaba». En el viaje al pueblo de Khyentse Rinpoche, expresa su preocupación sobre las expectativas que podrían tener los habitantes al respecto de su visita. El intérprete le responde que «lo único que quieren es un maestro». Yeshi viste las túnicas ceremoniales, oficia ritos y escucha relatos testimoniales conmovedores de quienes conocieron a Khyentse Rinpoche, su reencarnación anterior.

Un año después (2010), Yeshi imparte charlas ante estudiantes de Dzogchen, pero no en túnicas, sino en ropas occidentales comunes. Una escena posterior muestra a Yeshi sentado en la playa junto a su padre, disfrutando de las olas. Hay letreros finales que indican que Yeshi ha asumido su rol de maestro como el tulku que es.

¿CARENCIA DE APOYOS SOCIALES O INCERTIDUMBRES PERSONALES?

En Memoiries d’un autre vie / Memories of a Previous Life, Tenzin Sherab (Elijah Ary) no da muestras de tener fuertes conflictos internos al respecto de dónde debería transcurrir su vida. Habiendo recibido una década de formación monástica en la India, se expresa con claridad acerca de su meta de regresar a Occidente.

En Tulku, Dylan Henderson, Ashoka Mukpo y Ruben Derksen parecen estar seguros de las decisiones que han tomado sobre el rumbo de sus vidas. En cambio, Gesar Mukpo, el cineasta, al igual que Wyatt Arnold, expresan fuertes incertidumbres sobre qué hacer con el hecho de haber sido reconocidos como tulkus en su niñez.

En My Reincarnation, Yeshi Silvano Namkhai, luego de varios años de resistirse a asumir el papel de sucesor de su padre en la enseñanza del Dzogchen, a todas luces parece asumirlo al final del film.

De los tres documentales vistos, los únicos dos tulkus que expresan preocupación por la presencia o ausencia de apoyos sociales y culturales a sus papeles como tulkus en Occidente son Gesar Mukpo y Wyatt Arnold. Muy probablemente ello sea reflejo de sus incertidumbres personales, ya que, de haber asumido funciones de tulku, indudablemente habrían contado con abundantes apoyos, tanto en sus propias familias como en sus respectivas comunidades budistas en Occidente.

Chögyal Namkhai Norbu y su hijo Yeshi Silvano Namkhai en My Reincarnation. https://www.imdb.com/title/tt1740799/

¿DÓNDE ESTÁN HOY DÍA?

Han pasado varios años desde que se filmaron estos documentales. ¿Qué están haciendo los tulkus mencionados hoy día?

Tenzin Sherab (Elijah Ary) vive en Francia y trabaja como psicoterapeuta Gestalt e instructor de meditación para personas laicas. Es padre de familia y ha escrito una autobiografía en la cual narra sus experiencias en los mundos Occidental y Oriental.

Wyatt Arnold hoy día es ingeniero y padre de familia. Afirma sentirse vinculado estrechamente con las enseñanzas budistas, no obstante que se desempeña en el mundo secular.

Ruben Derksen vive y trabaja en la industria de los viajes en Bangkok, Tailandia, a juzgar por su página personal en Facebook.

No hay muchas menciones de Yeshi Silvano Namkhi en los sitios Web de la Comunidad Dzogchen en los últimos cinco años. No obstante, hay una noticia sobre un evento de transmisión de enseñanzas ofrecido por Yeshi para impartirse en abril del 2020 y que luego fue suspendido hasta nuevo aviso, debido a la pandemia del coronavirus.

Sobre los demás tulkus mencionados en los documentales, no hay noticias recientes en Internet, al menos a la fecha de hoy.

REFLEXIONES FINALES

Ninguno de los tulkus protagonizados en los tres documentales requirió de una búsqueda de parte de un discípulo. Ya estaban ubicados y solo hubo que aplicarles pruebas para confirmar sus identidades. Visto desde una perspectiva budista tibetana, a la postre no se sabe por qué estos tulkus escogieron reencarnar en Occidente. Probablemente, ni ellos mismos podrían dar una razón contundente que lo explique. Quizás han querido advertir, precisamente, que el ser un tulku no tiene tanta importancia hoy día, al menos para el budismo en Occidente. O bien, podría ser que el propósito de volver a nacer en otros tiempos y en otros espacios es, simplemente, mostrar que hay muchas maneras y muchos contextos desde donde practicar y enseñar el Dharma, además de los tradicionales.

REFERENCIAS

La tradición tulku

Khyentse, J. (2016, 22 de agosto).  Time for Radical Change in How We Raise Our Tulkus. Tricycle.https://tricycle.org/trikedaily/dzongsar-jamyang-khyentse-tulkus/

MacKenzie, V. (1998). Maestros de la reencarnación: Quiénes son, cómo fueron identificados, cómo transcurren sus vidas, cuál es su misión. Trad. A. Pareja Rodríguez. Madrid: NeoPerson.

McLeod, K. (2016, 15 de setiembre).  Reflections on Dzongsar Khyentse’s “How We Raise Tulkus”. Tricyclehttps://tricycle.org/trikedaily/reflections-on-dzongsar-khyentses-how-we-raise-tulkus/

Thinley, K. (1980). The History of the Sixteen Karmapas of Tibet. Boulder, Colorado, EEUU: Prajna Press.

Tres Documentales

Fox, J. (Director) (2011) My Reincarnation. Estados Unidos de América: Long Shot Factory. https://archive.org/details/MyReincarnation2011

Mukpo, Gesar (Director) (2009). Tulku. Canada: National Film Board of Canada. https://www.youtube.com/watch?v=ZV_8YvIbrvY

Poulin, M. & Grégoire, C. (Co-directores) (1994). Memoiries d’un autre vie / Memories of a Previous Life. Canada: Productions Thuk Kar. Documental en francés: https://www.youtube.com/watch?v=S8bUq7k7CZM Documental en inglés:  https://www.youtube.com/watch?v=zLWPUcGUQvE

¿Dónde están hoy día?

Ary, E. (s.f.) Tenzin Tulku: Lama Tibétain réincarné en Occident. https://www.tenzintulku.com/index.php/fr/

Ary, E. (s.f.) Tenzin Tulku: Tibetan Lama Born in the West. https://www.tenzintulku.com/index.php/en/

Ary, E. (2019). Tulkou: Autobiographie d’un lama réincarné en Occident. Paris: Philippe Rey.

Derksen, R. (s.f.). Ruben Derksenhttps://www.facebook.com/ruben.derksen/about

International Dzogchen Community Gakyil (2020). How can I get Transmission or Direct Introduction? http://dzogchencommunity.org/faqs/how-can-i-get-transmission-or-direct-introduction/

Miller, A. (2021, 12 de marzo).  Magical Emanations: The Unexpected Lives of Western Tulkus. Lion’s Roarhttps://www.lionsroar.com/magical-emanations-the-unexpected-lives-of-western-tulkus/ 

Katherine V. Masís-Iverson

La autora es profesora jubilada de la Universidad de Costa Rica en San José, Costa Rica. Durante varios años como docente activa, impartió cursos introductorios de filosofía en la Escuela de Estudios Generales, así como cursos de ética y de pensamiento hindú y budista en la Escuela de Filosofía de dicha institución.  Algunos de sus trabajos se pueden encontrar en:https://ucr.academia.edu/KatherineMas%C3%ADsIverson

Otros tiempos, otros espacios: una segunda mirada a tres documentales sobre tulkus nacidos en Occidente. Primera parte

KATHERINE V. MASÍS-IVERSON

LA TRADICIÓN TULKU

Según el budismo tibetano, los tulkus son reencarnaciones de maestros, por lo general notorios por sus conocimientos sobre textos budistas, sus habilidades para enseñar el Dharma y sus destrezas en las prácticas meditativas.  Dejando de lado las discusiones sobre el concepto de anatman o anatta (no-alma), en el budismo tibetano hay una distinción entre el renacimiento automático del citta santana o flujo mental de una vida a otra y la reencarnación deliberadamente escogida por un maestro en una vida previa a la actual. La reencarnación es voluntaria y propia de los tulkus, mientras que el renacimiento es involuntario y propio del resto de los seres sintientes. En ambos casos, desde luego, entra en juego el karma o complejo tejido de causas y efectos. 

Gesar Mukpo films a shot for his movie Tulku

El proceso típico y tradicional para identificar un tulku comprende varios pasos. Sus discípulos más afines siguen pistas e instrucciones dejadas por su maestro difunto sobre dónde reencarnaría en su próxima vida. Buscan al niño reencarnado en la zona donde se cree que podría haber nacido y, una vez localizado, lo someten a pruebas preliminares que consisten en identificar objetos que pertenecían a su reencarnación pasada, cuando era maestro. Más adelante, un consejo de monjes puede hacerle más pruebas al niño para cerciorarse de que es un tulku.  

Antes de ser encontrado, puede darse el caso de que un tulku reencarnado tenga sueños, recuerdos o visiones asociados con alguna vida pasada, generalmente la inmediatamente anterior. El propósito de que un maestro notorio reencarne nuevamente es el de cumplir con su papel de bodhisattva, un ser que, gracias a su evolución espiritual refinada durante muchas vidas, podría entrar al estado de nirvana. No obstante, se abstiene de ello porque siente compasión por el dolor de todos los seres sintientes y así, regresa para ayudarles.

Una vez identificado un tulku, hay una ceremonia de entronización que formaliza su condición de maestro reencarnado y luego un largo período de educación que se lleva a cabo en un monasterio budista. Completada su formación, el tulku-bodhisattva enseña formalmente los textos y las prácticas budistas como cantos, meditación, etc. y así cumple con su ayuda a los demás.

La tradición tulku ha sido defendida como sistema para garantizar la continuación de la línea de maestros budistas tibetanos bien calificados, pero, a la vez, ha sido cuestionada por la posibilidad del error a la hora de identificarlos. También se ha cuestionado la forma de educar a los tulkus, ya que existe el riesgo de que se crean especiales y merecedores de privilegios, en vez de servidores en el Dharma.

Desde que el primer Kármapa tuvo una visión sobre su próxima reencarnación a finales del siglo XII, los tulkus generalmente han reencarnado en el Tíbet o regiones aledañas. Hay debates sobre quién fue el primer tulku identificado como tal en Occidente, pero el consenso general es que antes del siglo XX no se había identificado ninguno.

Fotografia de Jennifer Fox, directora de My Reincarnation Fuente: Buddhistdoor Global.

TRES DOCUMENTALES

Hay tres documentales que tratan sobre las vivencias de algunos tulkus nacidos en Occidente, todos desde ángulos diferentes: (1) Memoiries d’un autre vie / Memories of a Previous Life [Recuerdos de una vida previa] (1994), (2) Tulku (2009) y (3) My Reincarnation [Mi reencarnación] (2011). A continuación, se ofrece una breve reseña de cada documental.

Memoiries d’un autre vie / Memories of a Previous Life [Recuerdos de una vida previa] (2011)

Las primeras escenas transcurren en Canadá y presentan a los padres y dos hermanas de Elijah Ary, cuyo nombre budista sería Tenzin Sherab. Carol, la madre de Elijah, comparte algunos sueños y recuerdos que su hijo tuvo de niño, los cuales hacían alusión a lugares que no habría podido conocer a su corta edad. Carol y su esposo, estudiantes del budismo tibetano de la línea Gelugpa, mencionaron los sueños de Elijah a algunos maestros en Montreal, los cuales empezaron a sospechar que se podría tratar de un tulku. Eventualmente, fueron los propios maestros quienes iniciaron un proceso de averiguar quién fue la reencarnación previa de Elijah.

Fotografia de Jennifer Fox, directora de My Reincarnation Fuente: Buddhistdoor Global.

A los siete años, Elijah fue reconocido oficialmente como la reencarnación de Geshe Jatse quien, según lo narra el mismo Elijah o Tenzin Sherab en el film, no fue un maestro de renombre, sino un «simple monje.»

Cuando Elijah cumplió los doce años, Carol lo acompañó al Monasterio Sera Jhe en el sur de la India para que iniciara su educación monástica, la cual duraría una década aproximadamente.

Pasadas las escenas iniciales, el documental sigue a Tenzin Sherab como adulto joven en el monasterio. La cámara lo muestra comiendo, preparando té, compartiendo ratos amenos con otros monjes, meditando, participando en ceremonias y debatiendo textos budistas. La cámara también lo sigue mientras busca un CD de Phil Collins en las calles de Mysore, «a dos horas del monasterio» y mientras se divierte con su familia de visita en una playa cercana. Es el mismo Tenzin quien narra sus pensamientos y sentimientos en cada escena, tanto en las versiones en francés como en inglés del documental.

En los últimos minutos del film, Tenzin Sherab dice que su futuro está en Occidente y necesita regresar, ya que «el Dalai Lama me dijo una vez que podría ser de gran ayuda en servir de puente entre las antiguas tradiciones espirituales del Tíbet y el mundo moderno de Occidente». Aunque la decisión le produce tristeza por dejar las amistades forjadas en el monasterio, Tenzin está seguro de su camino.

Tenzin Sherab con Rinpoche Vajrapani en 1983. https://www.lamayeshe.com/gallery/keyword/jatse-tulku-elijah-ary

Tulku (2009)

Gesar Mukpo, director y cineasta del documental Tulku, fue identificado como reencarnación de un maestro siendo niño. Hijo de Chögyam Trungpa (1939-1987), quien a su vez fue un tulku de la línea kagyu del budismo tibetano, Gesar viaja por los Estados Unidos de América, India y Nepal, entrevistando a cuatro tulkus más, todos hombres nacidos en Norteamérica y Europa en las décadas de 1970 y 1980 e identificados como tales en su infancia.

Aunque Gesar fue entronizado cuando niño, no recibió educación monástica formal prolongada. Estuvo en un monasterio en Nepal de los quince a los dieciséis años y luego llamó a su madre, la británica Diana Mukpo, para que lo llevara de vuelta a casa en Occidente. A la vez que dice «sentirse orgulloso de ser un tulku», admite no saber si fue una buena decisión o no el haber interrumpido su formación monástica. En los últimos minutos del film lo vemos abrazar a su pequeña hija al regresar a casa en Nova Scotia, Canadá.

FOTO

Tulku: https://en.wikipedia.org/wiki/Tulku_(film)

El primer entrevistado por Gesar en los Estados Unidos es Dylan Henderson, quien no tuvo ninguna formación monástica. Narra su historia con serenidad y no expresa ninguna preocupación sobre cuál debería o podría ser su función como tulku. Lleva una vida completamente secular y es padre de familia. Practica el buceo, lo cual, para él, es una forma de meditar.

El segundo entrevistado en el mismo país es Ashoka Mukpo, hermano de Gesar. Ashoka no se ve a sí mismo como un maestro vistiendo «túnicas de monje». Al momento de la filmación, siente que su trabajo en el mundo secular a favor de los derechos humanos es una manera de beneficiar a los demás y, como tal, una forma de practicar el budismo.

César Mukpo, cineasta y director de Tulku. https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2012/apr/14/western-tulku-buddhist-film-festival

El tercer entrevistado es Wyatt Arnold, estadounidense quien recibe educación monástica tibetana en la India. Wyatt afirma haber tenido recuerdos de niño sobre su reencarnación previa. Reconoce sentir confusión sobre las expectativas de los demás con respecto a su rol de tulku y lo que debería hacer con su vida en general.

Gesar viaja a Nepal para entrevistar al cuarto y último tulku. El holandés Ruben Derksen, al igual que Wyatt, afirma que tuvo recuerdos de su vida anterior cuando era niño. Habiendo residido en Nepal y Bután, Ruben menciona comportamientos que llama «no-budistas» en algunos monasterios: los celos, habladurías, abusos y maltratos contra los niños. Cada año viaja a Bután para oficiar una ceremonia por la única razón de que hace «increíblemente felices»a los butaneses que asisten a ella. Cuando Gesar le pregunta si aún es budista, Rubén contesta que no lo es y admite no saber en qué cree.

*Este artículo fue publicado originalmente en Buddhistdoor en Español

Para acceder a la segunda parte de la entrevista aquí