El título puede resultar provocativo, pero esta película es una inmersión magistral en la vida de un monasterio zen japonés a lo largo de tres estaciones de un año. La novicia suiza Sabine llega a Antaiji y, tras una breve bienvenida, comienza el proceso de aprendizaje de las reglas del monasterio: cómo inclinarse, cómo sentarse en la sala de meditación sobre el cojín frente a la pared vacía, cómo realizar los movimientos individuales con los palillos en relación con los tres cuencos de madera pintados de negro, cómo comportarse… La vida en el monasterio es algo más que meditación, agricultura y mantenimiento: hay picnics y música, y Wi-Fi. Y después de que todo trazo de la última nevada haya desaparecido, las monjas y los monjes viajan a Osaka, donde recitan sutras frente a las entradas de metro mientras solicitan ofrendas vestidos con sus tradicionales túnicas de monje. A lo largo de la película se intercalan citas del célebre abad de Antaij de principios del siglo XX, Koda Sawaki. Sencilla y bellamente filmada, es una combinación entre Into Great Silence y Enlightenment Guaranteed, y cuenta con Fred Frith, el compositor, que interpreta la ecléctica y elegante partitura.